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Nos conocimos de una manera muy inesperada, jugando en el parque cerca de nuestras casas cuando eramos apenas jóvenes de 13 años. Inmediatamente nos volvimos amigos y en poco tiempo ya eramos mejores amigos. Quizás no buscábamos ser algo más  en ese momento pero ambos de manera independiente sentíamos un magnetismo hacia el otro que solamente pudimos explicar años después.

Cuando nos volvimos novios fue como si las piezas cayeran en su lugar, teníamos algo especial pero no imaginábamos que era el comienzo de una vida llena de risas, descubrimientos, logros, pero sobre todo felicidad.

En 2010 recibimos a Emiliano con mucha alegría pero siempre conscientes del reto y la responsabilidad que ahora teníamos. Emiliano es una persona increíble que no deja siempre de sorprendernos con su creatividad y el cariño que tiene por su familia.

En 2016 fuimos bendecidos de nuevo, ahora con Eugenio, un niño igual de increíble que su hermano pero de una manera muy diferente. Nuestro pequeño ama el fútbol, los autos, y siempre tiene un chiste o comentario listo para hacernos reír.

Hoy en día esta pequeña familia que construimos nos llena de miles de sentimientos asombrosos y queremos en nuestra boda compartirlos con todos nuestros invitados.